La Laguna se fundó en 1497 en Aguere, topónimo guanche que significa “laguna”.
En el momento de la conquista castellana la isla de Tenerife estaba dividida en nueve demarcaciones territoriales denominadas Menceyatos. Cada uno se definía porque representaba una extensión de tierra enclavada dentro de una comarca natural bien definida y porque aportaba recursos suficientes para cubrir las necesidades del grupo humano que lo poblaba. Así, el espacio insular se dividía en: Anaga, Tegueste, Tacoronte, Taoro, Icod, Daute, Adeje, Abona y Güímar.
Tradicionalmente, se ha mantenido que el menceyato de Tegueste englobaba una amplia zona que abarcaría el actual municipio de Tegueste, Punta del Hidalgo, Bajamar, Tejina, Valle de Guerra, así como la zona que va desde Las Canteras hasta el Portezuelo. Esto parece indicar que el término de La Laguna formó parte de esa demarcación en época aborigen. Sin embargo, la arqueología del municipio se concentra principalmente en las localidades de la zona costera (Tejina y Valle de Guerra, principalmente) pues parece que la Vega de La Laguna no se destinó para vivir en época aborigen sino como zona de pastizal por eso en la zona del casco y sus alrededores más próximos no se han documentado yacimientos arqueológicos habitacionales, aunque sí existe otro tipo de registros como son las manifestaciones rupestres. Estos yacimientos están constituidos por representaciones gráficas grabadas en las rocas por los guanches, quienes realizaron motivos abstractos, geométricos o figurativos.
Fuera del casco histórico de La Laguna, la realidad arqueológica presenta una mayor riqueza y variedad tipológica, encontrándose los puntos más densamente poblados en época prehistórica en el Barranco de Milán, desde Tejina hasta el mar, en el tramo costero de Punta del Hidalgo-Bajamar, así como en la costa de Valle de Guerra. En estas zonas se han documentado cuevas de habitación y cabañas de piedra seca, paraderos pastoriles, concheros, cuevas de enterramiento, grabados rupestres. Algunos de estos yacimientos han proporcionado un importante número de materiales arqueológicos que han servido para conocer los modos de vida de la población indígina que ocupó este importante territorio. Así, se han documentado fragmentos cerámicos (algunos decorados), industria lítica, restos de fauna marina y terrestre, industria ósea y malacológica, fibra vegetal, restos de madera, restos antropológicos, ajuar funerario.
A pesar de todo esto, no debemos olvidar que gran parte de los materiales que dejaron los pobladores del entorno geográfico de La Laguna han desaparecido sin ser estudiados y analizados profundamente con la consiguiente pérdida de información sobre nuestro pasado, por lo que es primordial concienciar a la población actual para evitar el destrozo y la consiguiente pérdida de información que, en definitiva, sólo pretende dar a conocer una parte importante del Patrimonio de La Laguna.
En el momento de la conquista castellana la isla de Tenerife estaba dividida en nueve demarcaciones territoriales denominadas Menceyatos. Cada uno se definía porque representaba una extensión de tierra enclavada dentro de una comarca natural bien definida y porque aportaba recursos suficientes para cubrir las necesidades del grupo humano que lo poblaba. Así, el espacio insular se dividía en: Anaga, Tegueste, Tacoronte, Taoro, Icod, Daute, Adeje, Abona y Güímar.
Tradicionalmente, se ha mantenido que el menceyato de Tegueste englobaba una amplia zona que abarcaría el actual municipio de Tegueste, Punta del Hidalgo, Bajamar, Tejina, Valle de Guerra, así como la zona que va desde Las Canteras hasta el Portezuelo. Esto parece indicar que el término de La Laguna formó parte de esa demarcación en época aborigen. Sin embargo, la arqueología del municipio se concentra principalmente en las localidades de la zona costera (Tejina y Valle de Guerra, principalmente) pues parece que la Vega de La Laguna no se destinó para vivir en época aborigen sino como zona de pastizal por eso en la zona del casco y sus alrededores más próximos no se han documentado yacimientos arqueológicos habitacionales, aunque sí existe otro tipo de registros como son las manifestaciones rupestres. Estos yacimientos están constituidos por representaciones gráficas grabadas en las rocas por los guanches, quienes realizaron motivos abstractos, geométricos o figurativos.
Fuera del casco histórico de La Laguna, la realidad arqueológica presenta una mayor riqueza y variedad tipológica, encontrándose los puntos más densamente poblados en época prehistórica en el Barranco de Milán, desde Tejina hasta el mar, en el tramo costero de Punta del Hidalgo-Bajamar, así como en la costa de Valle de Guerra. En estas zonas se han documentado cuevas de habitación y cabañas de piedra seca, paraderos pastoriles, concheros, cuevas de enterramiento, grabados rupestres. Algunos de estos yacimientos han proporcionado un importante número de materiales arqueológicos que han servido para conocer los modos de vida de la población indígina que ocupó este importante territorio. Así, se han documentado fragmentos cerámicos (algunos decorados), industria lítica, restos de fauna marina y terrestre, industria ósea y malacológica, fibra vegetal, restos de madera, restos antropológicos, ajuar funerario.
A pesar de todo esto, no debemos olvidar que gran parte de los materiales que dejaron los pobladores del entorno geográfico de La Laguna han desaparecido sin ser estudiados y analizados profundamente con la consiguiente pérdida de información sobre nuestro pasado, por lo que es primordial concienciar a la población actual para evitar el destrozo y la consiguiente pérdida de información que, en definitiva, sólo pretende dar a conocer una parte importante del Patrimonio de La Laguna.
Vasija
Punzón
Molino
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