martes, 10 de noviembre de 2009

Tradiciones

JUEGOS TRADICIONALES

Los juegos y deportes autóctonos y tradicionales de Canarias son: la lucha canaria, vela latina (de botes y barquillos), bola canaria, juego del palo, lucha del garrote, arrastre, pelota–mano, salto del pastor, levantamiento y pulseo de la piedra, levantamiento del arado, calabazo y aquellos otros que en el futuro sean reconocidos oficialmente por el Gobierno de Canarias.

Juego del Palo

Desde un punto de vista técnico y deportivo se trata de una “esgrima de bastón”, similar a las que se conservan y practican en varias partes del mundo, aunque la variedad isleña ha desarrollado una riqueza técnica poco común.
Consiste esencialmente en dirigir el palo a las partes descubiertas del otro jugador, que debe defenderse correctamente y buscar una oportunidad para efectuar un ataque de respuesta (contra) desde una posición segura. Existen ataques directos que buscan el impacto o el enganche con el palo para desequilibrar, derribar o desarmar. También hay ataques simulados para descubrir la defensa del contrario.
Igualmente existen otras técnicas como ataques y defensas con las extremidades.
Su origen está en los combates y juegos con palos de los aborígenes canarios y que se han transmitido hasta la actualidad en las áreas rurales, pasando de maestro a discípulos. Esta transmisión ha sido cerrada tradicionalmente entre familiares y allegados, dada su utilidad como recurso defensivo y ofensivo, y tan sólo en tiempos recientes se han conocido en las escuelas abiertas del juego del palo.

Salto del pastor

El salto del pastor ha sido y es una herramienta (la lanza) de trabajo para los pastores de Canarias. La característica principal del salto del pastor y lo que hace diferente esta práctica de otro tipo de actividades relacionadas es el uso de una herramienta con unas hechuras y una técnica de uso particulares.
El fin de la lanza es facilitar los desplazamientos, permitiendo avanzar con mucho menos esfuerzo en terrenos transitables y maniobrar con seguridad en terrenos de difícil acceso.

Lucha del garrote

La lucha del garrote es un sistema de combate autóctono y tradicional heredado de los antiguos canarios. El garrote es el instrumento del cabrero, utilizado como apoyo y ayuda en su continuo ir y venir por los barrancos de las islas detrás de su ganado de cabras y ovejas. Con este instrumento, que dependiendo de la zona recibe los nombres de lata, lanza, astiá, regatón ... los guanches desarrollaron un eficaz sistema de combate, ya que al ser la ganadería su principal fuente de recursos, el pillaje de ganado y la pugna por los mejores pastos, ocasionaba continuos enfrentamientos entre pastores que armados con sus garrotes dirimían sus diferencias.


JUEGOS POPULARES INFANTILES

La piola

El juego de la piola es colectivo. Un jugador afianzando los pies en el suelo flexiona su cintura hasta que su columna vertebral queda horizontal. El resto de los jugadores en el primer salto dicen “piola” y apoyando las palmas de sus manos en la espalda del que está agachado, abre las piernas y salta sobre él.

Los boliches

Para el juego de los boliches se utilizan unas pequeñas esferas de vidrio de diferentes colores. Existen dos modalidades bien diferenciadas: “el gongo” y el “chis y palmo”.

El trompo

El juego del trompo es fundamentalmente un juego de habilidad. Para bailar el trompo se enrolla la liña barquera y cogiéndolo convenientemente se lanza enérgicamente y se tira de la liña, dando lugar a que el trompo gire a un elevado número de vueltas. Se puede jugar a “la caldera”, enfrentamiento individual, o a “las dos calderas”, enfrentamiento por equipos.

Los hermanitos

Juego colectivo. Dos niños forman un equipo, el resto de los niños constituyen el otro equipo. Se elige una pared o muro cualquiera. Los dos niños tratan de ir atrapando a los otros, a base de simplemente tocarlos. Cuando tocan a uno, en este caso el primero, lo arriman a la pared y a partir de ese momento uno de los niños se queda a custodiarlo, mientras el otro sigue tratando de atrapar a los restantes, y estos a la vez procuran burlarlo, intentando liberar al que está arrimado a la pared tocando sus manos.

El aro

Para el juego del aro se utilizan las llantas de bicicletas viejas, cochecitos de niños y en general cualquier objeto de parecida forma a los antes mencionados, por lo general metálico. El juego del aro tiene como finalidad controlar los movimientos del mismo mediante una verga convenientemente doblada en uno de sus extremos en forma de “U”.

El teje

En este juego, se hace un dibujo con una tiza en la acera, calle, cancha... Se utiliza un objeto para lanzar a modo de laja. Se inicia el juego lanzando la laja al número 1, saltando y apoyando simultáneamente los pies en los números 2 y 3, luego en un solo pie el número 4 y así hasta el número 10, en donde se gira y repite el ejercicio en sentido contrario. A continuación se lanza la laja al número 2 y se sortea el resto de los números como al principio. Otra modalidad consiste en empujar la laja con la puntera del pie.

¡ Alerta!

Se cogen dos equipos y a cada jugador se le asigna un número, se determina un lugar y se traza una línea divisoria; en esta línea un jugador neutral se encarga de sujetar un pañuelo disponiéndolo de forma vertical. A una distancia previamente establecida y equidistante del jugador del pañuelo dice un número con la siguiente expresión ¡Alerta el número 5!. Los jugadores que tiene asignado ese número corren con la intención de llegar y arrebatarle el pañuelo al jugador que lo sostiene, retornando al lugar de origen intentando no ser alcanzado o tocada por el contrincante.

El brilé

Se trata de un juego colectivo de pelota en el que intervienen dos equipos. Se marcan tres líneas perpendiculares al eje de la calle, cancha, etc... Los equipos se sitúan en las líneas extremas, siendo la línea central la destinada al lanzamiento de la pelota de goma. Colocados los equipos en su línea correspondiente, uno de los jugadores va hacia la línea central y estando en posesión de la pelota la lanza con fuerza contra un jugador del equipo contrario con la intención de hacer blanco en él.

El tángano

En el juego del tángano los jugadores, provistos de monedas o chapas, se reúnen y acuerdan las reglas del juego, que pueden tener ciertas variaciones. Una piedra adecuada, generalmente un trozo de mosaico, hace las veces de “tángano”. La misión del tángano es la de servir de soporte de las monedas o chapas , es decir, se coloca el tángano en el suelo y sobre él las monedas o chapas en juego. Colocado el tángano, se traza una raya en el suelo, en la tierra, a una distancia previamente convenida, a continuación cada jugador se provee de una buena laja. La intención del juego es lanzar la laja y derribar el contenido del tángano.




TRAJES TÍPICOS





Las materias primas

Para la confección de su indumentaria los isleños, en su gran mayoría, empleaban géneros de producción local a base de lana, lino y seda.
Con el lino tejían grandes lienzos, muy estimados por su durabilidad. Con ellos se confeccionaba la lencería personal y doméstica, siendo lisos y más o menos blanqueados para la primera, y con algunas listas de color en el segundo de los casos. Para ropas especiales también se usaban telas más finas de lino o algodón de origen foráneo.
La lana del país, de cierta aspereza pero de gran resistencia, permitía la tejedura de tafetanes y sargas que también podían ser con mezclas de lino o algodón. Se empleaba en colores naturales o se teñían con productos de la tierra. Existía mucha afición por los colores saturados y vivos, mezclándolos entre si dando sorprendentes resultados.
La seda se teñían en una amplia variedad cromática y con ellas se tejían tafetanes lisos, listados o a cuadros, terciopelo sargas, cintería, galones, etc. Estas telas eran las usadas para la confección de las sayas, jubones y justillos de fiesta , gala y los complementos, como podían ser las medias, los pañuelos, las manteletas, etc.


La mujer

El atuendo femenino sigue pautas que tomaron forma en el Renacimiento, introducidas en el Archipiélago con la colonización.
Usaban las canarias para cubrir la cabeza prendas de diferentes orígenes y materiales: sombreros de fibra vegetal o fieltro de confección local; monteras de género tejido de lana de varios tipos. Bajo ellos, prendas tales como mantillas, pañuelos, tocas, etc., que podían usarse solas o combinadas entre si.
Para vestir el torso empezaban con la camisa de manga larga o corta; sobre ella el justillo, el jubón y la chaqueta. Como complementos, los pañuelos de hombros y mantoncillos y para abrigarse, los capotillos de lana o los grandes mantones de lo mismo conocidos por “sobretodos”.
De la cintura hacia abajo portaban un número variable de enaguas, el refajo rojo de lana y la enagua exterior o falda. En el siglo XIX se populariza el delantal. Las piernas se visten con medias de lana o lino en sus colores naturales, y en algunas ocasiones especiales, de seda bordadas. El calzado estaba constituido por zapatos de orejas para amarrar o del tipo de escarpín con o sin hebillas.


El hombre

La cabeza la visten con sombreros de varios tipos, en los que la altura y forma de la copa, así como el tamaño del ala, cambian según el lugar y la época. Muy populares fueron las monteras en casi todas las islas, siendo diversa su forma y maneras de colocarlas, según el clima lo exigiera.
Sobre la camisa de lienzo usaban el chaleco liso, listado o de seda. Solían tener botonadura metálica y un número variable de bolsillos. Sobre ambos se llevaba la chaqueta, corta y con guarniciones en los ejemplares mas antiguaos, y más larga y simple, similar a las actuales americanas, en los ejemplos posteriores.
Los calzoncillos eran de corte simple recto , su largo y ancho era variables. Su uso ha quedado perpetuado en la ropa de brega de los luchadores de la lucha canaria. Sobre ellos iban los calzones de alzapón , con las perneras muy estrechas y ceñidas por medio de botones que casi siempre se dejaban sin abrochar. Esta prenda solían llegar hasta la rodilla. Durante el siglo XIX los calzones se simplifican perdiendo los botones y ojales, permaneciendo siempre las perneras abiertas por donde asomaban los calzoncillos.
Para abrigar la zona lumbar, evitar los accidente y sujetarse los calzones y calzoncillos, los hombres usaban el fajín o ceñidor, que solía ser de lana o seda liso, listado o a cuadros. Las piernas las cubrían con medias o polainas, las primeras se hacían de lana, lino o seda bordada para las grandes ocasiones. Las polainas sólo cubrían la pierna y la parte superior del pie. Podían ser de lana o cuero.
El calzado masculino más usado fue el zapato, en diferentes modelos. Otro tipo de calzado muy popular fueron los llamados majos, especie de sandalia rusticas confeccionadas con pieles crudas, que se ataban al pie por medio de correas del mismo material. Para abrigarse el hombre canario se cubría con diferentes tipos de prendas, como podía ser las capas, los capotes, las mantas, las anguarinas, los marselleses, las camisuelas, etc.

Aunque básicamente la indumentaria era similar en todas las islas, cada una tiene pequeñas peculiaridades constituidas principalmente por prendas de abrigo y tocados.


Isla de Tenerife




De todas las prendas usadas por los campesinos de Tenerife la más representativa es la manta. Introducida por los ingleses, doblada en dos y fruncida al cuello se convierte en prenda de abrigo insustituible. Fue y es usada mayoritariamente por los hombres, pero las mujeres y los niños también la usaban cuando los rigores del tiempo lo imponían. Su color característico fue el blanco con rayas azules en los extremos, siendo frecuente que su cuello se forrara. Su uso ha perdurado hasta hoy por sus características de confort, abrigo impermeable y durabilidad.
Si la manta es la prenda más característica del campesino, el pequeño sombrero de palma lo es de la campesina. Producto de la evolución de un sombrero mayor, se redujo su tamaño para adaptarlo a las dimensiones del ruedo (pañuelo enrollado en espiral que se usaba para cargar en la cabeza). Su forma definitiva la adquiere en las últimas décadas del siglo XIX, generalizándose su uso hasta mediado del siglo XX. Su copa cilíndrica va forrada de terciopelo menos en la parte superior, su ala curva permite disponerla de varias maneras. Se ata bajo el moño por fuera del pañuelo.

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